Cómo el rosa se transformó en el color femenino
Históricamente, los colores han servido a las culturas del mundo para identificar y expresar diversos significados. Hasta hoy, occidente tiene la costumbre de diferenciar el género femenino y masculino mediante el uso del color rosa, para el primero, y el azul, para el segundo. Sin embargo, esta convención es bastante reciente.
Hace poco más de medio siglo, a los niños solía vestírselos con atuendos de color blanco, especialmente por lo práctico que resulta lavarlos con cloro y el nulo riesgo de decoloración. De hecho, por entonces, el azul era un color asociado con lo femenino, que en combinación con el negro estilaban usar las mujeres durante la Segunda Guerra.
Que el rosa sea hoy asociado con la mujer, obedece a una moda impuesta por la estadounidense Mamie Eisenhower, esposa del presidente Dwight David Eisenhower y Primera Dama desde 1953 hasta 1961. Durante la ceremonia de asunción presidencial, la mujer vistió un frondoso vestido color rosa, decorado con unas 2 mil piedras.
Desde entonces, Mamie vistió de rosa en las sucesivas apariciones públicas, generando una moda que hizo furor, no sólo en Estados Unidos, sino en toda América y Europa. Rápidamente, el color rosa impregnó cocinas, baños, utensilios cotidianos y, por supuesto, prendas de vestir femeninas, algo que prevalece hasta nuestros días como una característica.
Fuente: culturacolectiva.com
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