Mujeres de la Biblia
Sarah, la esposa de Abraham, era una mujer increíblemente hermosa. Y no es una exageración: a donde quiera que iba, los hombres morían por estar con ella y le ofrecían todo tipo de obsequios: dinero, animales, tierras… ¡hasta sus propias hijas!
¿Puedes imaginar los celos que sentía su esposo? Pues, lo cierto es que Abraham (nada más y nada menos que el patriarca del pueblo de Israel y el pueblo árabe) era todo menos celoso. Aceptaba con gusto que los hombres le hicieran regalos a Sarah, incluso lo facilitaba… haciéndose pasar por su hermano. Bueno, no lo hacía solo por los regalos: Abraham, estando al lado de tan bella mujer, temía por su vida
En una ocasión, cuando Abraham y Sarah viajaron a Egipto, ella se escondió dentro de un baúl para no ser vista, pero finalmente fue descubierta. ¿Cuál fue el castigo? Ninguno. Los oficiales que inspeccionaron el baúl comenzaron a competir entre ellos por quien se quedaría con Sarah, ofreciéndole a Abraham grandes sumas de dinero.
Tan sorprendente como su belleza fue su longevidad: ¡vivió hasta los 127 años! Y eso no es todo: tuvo a su único hijo, Isaac, a los 90. Isaac, en hebreo, significa “risa”, que fue exactamente lo que le produjo a Sarah haber tenido un hijo a una edad tan avanzada.
Según se relata, Sarah reía con frecuencia. Esto le trajo algunos problemas durante su larga vida. En ocasiones tuvo que mostrarse arrepentida de haberse reído (al parecer, no todos tenían tan buen sentido del humor como ella…).
¿Qué harías si, como Sarah, vivieras hasta los 127 años? Si quieres saber más de las fascinantes vidas de las mujeres de la Biblia, mira La Carpa Roja (Red Tent).