¿Por qué nos atrae lo prohibido?
Si, a todos sin excepción nos tienta lo que no podemos tener.
Lo prohibido, lo oculto, lo que está lejos del alcance de la mano… desde la historia de Adán y Eva siempre nos hemos sentido atraídos por aquello que nos ha sido negado. Pero, ¿por qué?
Desde que nacemos, nuestros padres y después nuestros profesores, nos van imponiendo límites morales, éticos y sociales. Nos enseñan lo que podemos y lo que no podemos hacer. Y después, la sociedad sigue sumando límites a nuestra lista de “prohibidos”. De manera que al llegar a la edad adulta nos encontramos con una gran cantidad de cosas que no están permitidas por decisión externa, es decir, alguien más dijo que no se podían hacer, no fuimos nosotros quienes lo decidimos.
En muchas ocasiones, las razones para prohibir algo son legítimas y defienden el derecho de los demás. Pero en otras ocasiones las prohibiciones son reflejos de tiempos pasados, en donde los prejuicios se imponían a la razón. Es entonces que nuestra propia condición humana tiende a experimentar aquello que nos está prohibido y valorar sus consecuencias. Sí, ya sabemos que está prohibido, pero no sabemos por qué, y sentimos la necesidad de descubrirlo.
Basta con que algo tenga la etiqueta de “prohibido” para despertarnos un deseo que antes no teníamos. Un libro “prohibido” es capaz de hacer leer a alguien que no tenía ningún interés en la lectura, una película “prohibida” lleva más gente al cine que una que no lo está. Si el médico te prohíbe un alimento, de pronto deseas más que nunca ese alimento, aunque antes te diera igual.
Es por esta misma razón que muchos hombres y mujeres sienten que reciben más atención del sexo opuesto cuando están en pareja, son “prohibidos” para los demás y por eso son más atractivos.
Según un estudio realizado por la Universidad de Columbia, en Reino Unido, es mucho más fácil respetar los límites en grupo que de manera individual. Cuando otros están dispuestos a renunciar a la tentación nosotros también lo estamos. Pero cuando estamos solos es muy difícil decirle que no a nuestro deseo prohibido.
De una cosa podemos estar seguros, y es que Oscar Wilde tenía razón: “la única forma de vencer la tentación es caer en ella”.
Y tú ¿te has dejado caer en la tentación de lo prohibido? ¡¿Más de una vez?!
Fuente: lamenteesmaravillosa.com
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