Ya basta de piropos!
Una vez, una chica pasaba por la calle con su prima, unos años mayor que ella, cuando escuchó a un hombre decir "princesa". Unos meses más tarde, la misma chica estaba en una tienda en nuestra calle, llevaba jeans cortos y una camisa, y bajó la mirada frente a los ojos de un hombre que parecía querer devorarla. El personaje de esta historia es real. Esta chica era yo, a los 11 años, 1,70 m y un cuerpo aún en desarrollo.
Con el pasar de los años he conseguido armar una colección de situaciones desagradables que me hizo crear un cierto temor a ser abordada mientras estoy en la calle. Desde el chico que me mira en el tren hasta el hombre que me encerraba cuando fui a comprar un café cerca de la universidad.
"Te lo buscaste, seguro llevabas ropa provocativa", dirían los más machistas. Y yo contesto: "No, mayormente uso jeans y remera". Pero ¿sabes qué? Incluso si hubiera estado desnuda o con ropa sensual, nadie (y dije NADIE) tiene derecho a invadir mi espacio o el de cualquier otra mujer.
He escuchado (y creo que tú también) de otras mujeres que nunca fueron abordadas en la calle porque no llevaban ropa escotada o se comportaron de una manera digna. La pregunta es, ¿quién define lo que es digno o no? Digno para mí es una persona honesta, que hace honor a sus compromisos y, sobre todo respeta al otro, independientemente de su sexo, religión, raza u orientación sexual, entre otras peculiaridades.
Si bien hoy hablo sobre este tema, debo admitir que no siempre fue así. Durante muchos años moldeé mi reacción a estas situaciones a partir de lo que la sociedad dominada por los hombres ha predicado. A pesar de que tenía toda la educación y la orientación aquí en casa, era difícil mantener este pensamiento cuando ponía un pie en la calle.
Durante años, yo creía que el hecho de sentirme mal con esos gritos estaba asociado con mi timidez extrema y no saber cómo lidiar con esos "elogios", principalmente de extraños. Hoy sé que el problema no soy yo y que este tipo de abordaje está lejos de ser un cumplido.
En parte se lo debo a la Internet y a los movimientos que me hicieron entender que yo tengo el derecho de ser capaz de vivir mi vida sin ser juzgada o incomodada. Que a pesar de vivir en un mundo extremadamente machista, tengo el derecho a imponerme, exigir respeto y hacer de mi vida lo que me plazca.
Por último, este texto es para recordarte que toda mujer tiene derecho a ser ella misma cuándo, dónde, cómo y con quién ella quiera. No eres un objeto, eres un ser humano que merece respeto, dignidad y la libertad de hacer lo que quiera en la vida. Tú tienes el derecho de ir y venir sin ser molestado, usar la ropa que quieras sin miedo a ser juzgado, decir NO y NO QUIERO sin temor a las consecuencias, pasar el rato con quien quieras y hacer lo que quieras con tu vida, sin importar lo que otros piensan.
Los números de acosos sexuales
Nadie debería tener miedo de caminar por la calle, por ningún motivo. En el caso de las mujeres, quienes están expuestas a la violencia criminal, también son acosadas sexualmente en los espacios públicos.
De acuerdo con una encuesta realizada en 2013 por la periodista Karen Hueck, como parte de la campaña "Chega de Fiu Fiu" (Basta de Piropos), el 99,6% de las 7.762 encuestadas dijeron que han sido acosadas. Un número más que inquietante.
Para preguntas como "¿Creés que recibir piropos es algo genial?", Las respuestas fueron 83% para "no" y 17% "sí". Gran parte de los encuestados también admitió que dejaron de ir a algún lugar a causa del hostigamiento (81%) y también se cambió de ropa antes de salir de casa debido al miedo a los abordajes (90%). Por no hablar de acoso físico: el 85% había experimentado algún "cruce de línea".
* nota del editor, basado en la investigación “Chega Fiu-Fiu”: http://thinkolga.com/2013/09/09/chega-de-fiu-fiu-resultado-da-pesquisa/
Victoria Siqueira, 28 años, São Paulo.
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