Despedidas de casados. Porque el divorcio también merece una celebración

Afrontémoslo: no quedan demasiadas parejas que se crean eso de “hasta que la muerte nos separe”. En la actualidad, cerca de la mitad de los matrimonios terminan disolviéndose tarde o temprano. Y, en la mayoría de los casos, los trámites legales, la división de bienes y los conflictos con los niños hacen del divorcio una experiencia, si no traumática, definitivamente estresante. 

Pero... ¡eso no significa que no pueda celebrarse! Por ese motivo, en los últimos tiempos ha comenzado a instalarse una nueva tendencia: las fiestas de divorcio.

Hace algunos años, la británica Christine Gallagher publicó el libro “The Divorce Party Handbook” (Guía para una fiesta de divorcio), con divertidas y originales ideas para celebrar a lo grande el final de un matrimonio. Luego del lanzamiento, la autora comenzó a recibir llamados de recién divorciados preguntando si conocía a alguien que se encargara de la organización de estos festejos. Gallagher, entonces, puso manos a la obra, convirtiéndose en una de las primeras divorce party planner.

La organizadora de eventos estadounidense Glynda Rhodes se sumó a la tendencia y creó en 2012 un negocio dedicado únicamente a las fiestas de divorcio. La empresa de Rhodes ofrece todo tipo de actividades, desde cenas lujosas, noches en discotecas, ¡hasta saltos en paracaídas!

Y, como a un evento así de relevante no podía faltarle un outfit especial para la ocasión, el terapeuta y diseñador Nicolas Aujula decidió crear el traje de divorcio: un despampanante vestido de seda color verde esmeralda (el color de la esperanza y la sanación). El novedoso concepto tiene todo lo que hace falta para estar a la altura del emblemático vestido de novia, ¿no es cierto?

En tiempos donde el divorcio todavía es considerado como un fracaso, las despedidas de casados no han estado libres de controversia. Hay quienes opinan que estas contribuyen a banalizar la institución matrimonial, quitarle importancia a la disolución de una pareja o una familia, reduciéndola a un simple trámite y un festejo. 

Visto desde otra perspectiva, celebrar una fiesta luego de una ruptura puede ayudar a sanar heridas y afrontar este momento tan difícil, como el primer empujón para iniciar una nueva etapa de la vida con optimismo y energías renovadas.

Y tú, ¿tendrías una fiesta de divorciada?