La comunidad matriarcal de China
En los Himalayas chinos, casi en la frontera con Tíbet, se encuentra la tribu Mosuo, unas 35.000 personas que se organizan y viven alrededor del linaje femenino. Allí las mujeres son responsables de la economía, la crianza de los hijos, el trabajo de la tierra e incluso son las beneficiarias de las herencias. Todo un desafío al status quo del gran país asiático, donde una joven de más de 27 años que permanece soltera todavía es considerada un “sobrante social”.
Los Mosuo reniegan del matrimonio, la sexualidad circula libremente y la poligamia es alentada. Al entrar en la pubertad se les asigna a las niñas un cuarto propio, donde pueden recibir a tantos amantes como deseen. Los hombres visitan por las noches a las mujeres y es allí donde se engendran los niños que serán criados por sus madres, tías y abuelas en la casa materna. Las visitas furtivas pueden ser secretas y no conllevan ninguna obligación. Los vínculos afectivos se arman y desarman frecuentemente, sin que nadie se horrorice. Así, aseguran, conviven pacíficamente hace miles de años.
Los hombres viven toda la vida en la casa de sus madres, llevan su apellido y, aunque suelen ejercer cargos políticos, tiene un rol secundario en la organización del poblado. La maternidad, no obstante, es una obligación social para las mujeres de la tribu. Si una mujer no es capaz de concebir, se le asigna un hijo adoptivo, al que criará como si fuese propio.
Cada año miles de turistas se acercan al lugar deseosos de conocer una sociedad matriarcal. Si bien existe un debate antropológico alrededor de si la cultura Mosuo es matrilineal o matriarcal, lo cierto es que a los visitantes no parece importarles esta diferencia técnica. Allí, es posible ser testigo directo de un mundo en el que las mujeres no son consideradas ciudadanas de segunda. Un verdadero ejemplo a seguir, ¿no lo crees?
Y tú, ¿conoces otras culturas que se organicen alrededor del linaje materno?