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La menstruación, una diferencia económica

Momento Lifetime
Por Lifetime Latinoamérica el 15 de Agosto de 2017 a las 15:11 HS
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Durante siglos se trató a la menstruación como un tema tabú que solo se susurraba entre chicas ante el temor de que "se note". Incluso se vinculó con supersticiones, que le dieron una connotación negativa que aun persiste en el aire: la mujer sangrante era considerada sucia, impura, pecadora y hasta la acusaban de arruinar cosechas o matar las semillas. 

 

Con las millenials y centennialls el silencio en torno a lo que pasa en su ropa interior continúa. Es curioso que así sea, ya que no es una situación que las mujeres puedan elegir: sucede más allá de su voluntad. Lo que significa que la mitad de la población mundial pasó, pasa o pasará por eso.

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Jennifer Weiss-Wolf es abogada, trabaja en el Brennan Center for Justice y se convirtió en una de las principales voces que trabaja para lograr una política menstrual más equitativa en Estados Unidos. Impulsó la eliminación del impuesto sobre los tampones (entendidos en ese país como objetos "de lujo") en cada estado y trabaja por la promulgación de nuevas leyes que garanticen el acceso a productos seguros. 

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Existe una explicación sencilla para entender por qué este tema es central a la hora de hablar seriamente de equidad de género: la falta de artículos para gestionar la menstruación (toallitas, tampones, copa, etc.) o el desconocimiento de cómo afrontarlo generan problemas concretos, por ejemplo, no poder salir a trabajar o estudiar (ya que aumenta las probabilidades de deserción escolar y ausentismo).

 

Para abordar este problema, en Nueva York se aprobó una norma que garantiza la provisión gratuita de productos de gestión menstrual en escuelas, cárceles y refugios de mujeres, y hace unos días Escocia anunció un programa piloto de seis meses que dará toallitas y tampones gratuitos a las mujeres y niñas de bajos recursos en la ciudad de Aberdeen.

 

Tan claro es el impacto de la (no) gestión de la menstruación entre las mujeres pobres que se multiplican iniciativas que buscan dotar de más recursos a estas personas, desde pedir donaciones de estos productos hasta la generación de nuevos inventos, como la "toallita-calzón" de la colombiana Diana Sierra, que consiste en un calzón que funciona como toallita al tener un bolsillo para poner el material absorbente, que es reutilizable, realizado en materiales sintéticos que se lavan y secan muy rápido. 

 

El Banco Mundial estimó que a nivel global se pierden entre el 10 y el 20% de los días de clase por causas relacionadas con la falta de acceso a elementos para la higiene menstrual.

 

¿Hay alguna iniciativa en tu país que trate esta problemática?