El problema de los hijos manipuladores y cómo resolverlo
La manipulación es un defecto que tienen millones de personas en el mundo entero. De hecho, todos en algún momento de nuestras vidas hemos ejercido de algún modo, quizás sin darnos cuenta, cierto grado de manipulación para conseguir algo. Pero una persona recurrentemente manipuladora es una cosa completamente diferente y del todo reprobable.
Pero claro, para ser un manipulador se requieren años de práctica, y, por lo general, esa “habilidad” proviene de la infancia, siendo los padres los primeros manipulados por esos hijos manipuladores. Quizás sospeches que tú eres uno de esos padres y madres manipulados y que tu hijo, o hijos, son manipuladores. En ese caso toma muy en cuenta lo siguiente:
La manipulación infantil es algo normal, el problema es cuando esto se convierte en un hábito. Y para que la manipulación se convierta en un hábito para el niño, esta tiene que ser exitosa. Es decir, que los padres se dejen manipular, lo consientan y le cumplan todos sus caprichos.
Cuando este problema se convierte en un hábito, aparece la tendencia al victimismo y a fomentar el sentimiento de culpa en los demás. Si percibimos que algo de esto está ocurriendo es de suma importancia abordar el problema sin dilación, por el bien del niño y de la familia entera. Si, por el contrario, permitimos que los chantajes continúen y el niño aprende que su comportamiento manipulador le lleva a conseguir lo que quiere, es inevitable que termine por convertirse en un adulto manipulador.
¿Qué hacer si tienes un hijo manipulador?
Como dijimos anteriormente, es de suma importancia atajar este problema ante las primeras señales, no permitiendo que nos hagan sentir culpables o que se aprovechen de nuestras emociones, y, además, poniendo límites con calma, pero con mano firme. Mientras más chico sea el niño, más fácil será corregirlo.
Ahora bien, en muchas ocasiones, ya sea por negligencia, por falta de tiempo, o por desconocimiento, los padres no son capaces de corregir este comportamiento en la infancia. Si ese es tu caso, y reconoces en tu hijo a un adolescente o adulto manipulador, primero que nada, debes mantener la calma y poner distancia. Esto no quiere decir que debas alejarte completamente de tu hijo, ni mucho menos dejar de quererlo. Pero muchas veces es necesaria esa distancia para fomentar la independencia de los hijos y reconstruir el vínculo sin manipulación y culpa.
Por supuesto, es de suma importancia buscar ayuda profesional que te den las herramientas adecuadas para reencauzar la relación y para sanar las heridas que la manipulación puede haber generado en ti y también en el hijo manipulador. No desesperes, es posible corregir el camino y tener una relación sana con tus hijos.
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